Autorretrato sin mujer. Óleo sobre madera, 68 x 79 cms.

La mayor parte de la obra en óleo de Chobart, se compone de lienzos […] Y ésta es una de las pocas excepciones. En el centro, se ve al pintor de perfil, mostrando el lado derecho de su cara, con rasgos angulosos y una boca con aspecto africano, de labios gruesos y oscuros. Toda la tensión del cuadro se centra básicamente en tres puntos; en la cara del pintor, con colores y tonalidades fuertes, en el fondo, donde se aprecia una pieza azulada desprovista de adornos, mostrando un espejo que no refleja nada. Y finalmente en los nudillos del pintor, en su dedo anular, en el cual aparece un anillo dorado con la efigie de una serpiente tragándose a sí misma […]

La vida amorosa de Chobart fue más tumultuosa que vacía. Muchas veces se le veía acompañado con diferentes mujeres, aunque su motivo y su pasión se encarnó en […], a la cual le dedicó gran parte de sus obras, e inclusive en uno de sus diarios, aparece un poema, que lo compuso en las altas horas de madrugada, según él mismo:

Oh señor mío/ que su terrible luz no quede rota/ no dejes que se oscurezca en mí/ no la condenes a vagar entre pantanos desolados/ que sus hermosos pies se deslicen hacia adentro/ que las ranas putrefactas le permitan flotar/ no importa si yo soy alimaña/ y que mi cadáver flote a las orillas del Leteo / amo toda su hermosura desmaquillada/ cada hermoso pliego de su carne/ una luz entrando por la ventana en el alba/ yo haciéndola girar en el sentido de las manecillas del reloj.

Fuera de cualquier crítica que pudiéramos hacer al poema, nos sirve para ilustrar los elevados sentimientos que Chobart tenía por la mujer1.

Sobre la ruptura de Chobart con la mujer, no hay mucha claridad al respecto, sólo una fecha estimada a fines de los años […], cuando el pintor abandona el país que lo acogió, y regresa a su tierra natal. En sus diarios, se ve una gran equis roja, el 10 de febrero, y luego la siguiente fecha dice 24 de diciembre, con un escueto comentario sobre los preparativos en vísperas de navidad. Presumiblemente una crisis nerviosa, no muy grave (aunque no hay ningún documento que lo testifique), dejó vacío y seco a Chobart, sin pintar, en un encierro que se prolongó por meses, y en la cual sus cada vez más escasos amigos fueron abandonándolo, hasta olvidarlo por completo. Su grupo de vanguardia expiró, y todos hicieron sus vidas artísticas en solitario. Del grupo original, Julio Órdenes se estableció en provincia y dejando la pintura, ingresó como profesor a la Academia de Arte. Antoine Dabin volvió a su patria y se convirtió en un agudo crítico de las vanguardias, exaltando el arte barroco y despedazando a los surrealistas, por considerarlos antojadizos e indisciplinados. Luis de la Rosa murió en un duelo, contra el escultor Pierre Nadau2 . Originalmente se creía que la disputa -el motivo de la disputa- fue por el amor de una doncella, luego por una falta al honor civil, luego por una deuda impaga, pero finalmente se descubrió que fue por un jovencito, un modelo, un chico del cual no hay registros y poco se sabe. Pedro Alastuey murió antes de la disolución del grupo, a causa de una extraña enfermedad venérea. Su lento y penoso mal lo recluyó finalmente en un manicomio, lugar en que pasó los últimos años de su vida, sin pintar, sin leer, sólo mirando árboles e inventándose incoherentes historias que luego las relataba en las sesiones con los otros internos, los cuales aplaudían rabiosamente sus disparatadas ocurrencias. […]

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1 Entendemos a la mujer como generalidad, no como individualidad. Sin embargo, tenemos aprehensiones respecto a esta afirmación, pues al tener altos sentimientos hacia el género femenino, no sabemos si se refiere como objeto de representación pictórica o en el rol más primordial de madre, compañera y generadora de vida.

2 Las referencias a este hecho han ido inflándose hasta crear un mito, una leyenda urbana que siempre está renovándose, como si el tiempo actuara como condicionante viral del hecho.

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