Ciudad enterrada en los márgenes. Óleo sobre lienzo, 165 x 120,5 cms.



Colores cálidos y una predominancia de tonalidades ocres y magentas, configuran esta pintura. Se observa en el centro una ciudad futurista semi-enterrada, con dos cúpulas que se alzan al cielo. Algunos han querido ver a dos mezquitas alineadas, otros han afirmado que se trata de zonas de despegue para naves voladoras. […]

La ciudad está en un lugar desértico y polvoriento, cubierta por una atmósfera crepuscular y con rayos pálidos que la bañan. La única vida que se aprecia en el cuadro viene desde arriba: una bandada de cuervos polvorientos conforman una nube negra y amenazadora. Los cuervos se reparten desordenadamente, como en una fuga homicida. Un cielo rojizo y llameante domina las alturas, con nubes nimbadas que se esparcen en el cenit.

La pintura original se ha perdido. Sólo ha llegado hasta nosotros como un afiche, retocado del original, para una película de bajo presupuesto, City Hell 1 (La ciudadela del infierno) , dirigida por Roderick Fartson. El film es básicamente un space opera que trata sobre una civilización desaparecida en un planeta distante. El argumento de la película puede resumirse sucintamente: astronautas terrestres llegan a un planeta que desconocen, pues se pierden de la ruta espacial original que llevaban. Su misión original es localizar un misterioso asteroide, que al parecer tiene elementos que pueden curar peligrosas enfermedades. Pero una lluvia de meteoritos los hace perder el control y llegan accidentalmente al susodicho planeta. Al arribar al lugar, la tripulación comienzan a ver muchas semejanzas con ruinas precolombinas. Se dan cuenta además, que si bien la atmósfera es pesada, es respirable. Comienzan a planear durante días, pero no hay habitantes, ni huesos, ni cadáveres. El único rastro de civilización son grandes monolitos que forman especie de ciudades, dominadas en el centro por zigurats abandonados. De pronto, en la inquietante quietud del paisaje, vislumbran una forma de vida animal, no muy avanzada, pero sí amenazante. Son los cuervos de la pintura, aunque en la película son unas aves pequeñas y platinadas que tienen dos cabezas y sólo un ala, y que no hacen más que volar en círculos y atacar en picada. Los astronautas repelen los ataques con sus pistolas láser, pero las aves se evaporan al recibir los lásers, transformándose en gotas que corroen cualquier sustancia que toquen. La nave comienza a perder altura, pues las criaturas han perforado las turbinas y los depósitos de combustible. Los astronautas llegan finalmente a una ciudad similar a la del afiche. Sin posibilidad de escapar, se atrincheran con lo poco que tienen al interior de una formación rocosa del porte de un estadio de fútbol, pero repleto de galerías y cuevas subterráneas. Ahí comienzan a repeler el ataque de las criaturas, que parecen ser infinitas, pues comienzan a multiplicarse y a venir una tras otra, sin parar. El capitán de la nave sugiere que se busque una manera de conseguir alimentos, ya que sólo queda para dos días más. Uno de los astronautas entra en pánico, pues sabe muy bien que alrededor no crece nada que les pueda ser útil. Ahí la película tiene un corte drástico. A continuación se ve a uno de los astronautas con la boca llena de sangre; a su alrededor se esparcen en la tierra los cadáveres de sus compañeros. La escena sugiere canibalismo. La película finaliza con el único sobreviviente, que termina orando en lo que parece un templo con un dios tallado en piedra, el cual tiene una horrible cabeza de pájaro, un cuerpo humanoide y posee una estatura colosal. El astronauta reza, y la última escena termina con un zoom out, que muestra el templo, los monolitos, las nubes rojizas y finalmente el cielo negro, iluminado por dos soles hambrientos y llameantes.

____________________________________________

1 El guión estuvo a cargo de Dave Keymann, un artista underground que cultivó muchas obras en el radioteatro de horror y ciencia-ficción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario